Una
tarde, o mañana, quizá era media noche, la verdad es que he perdido la noción
del tiempo, llevo muchos días escribiendo, diseñando… lo cual detesto, esa sensación
en el pecho ahogándome y apretándome… insatisfacción patológica por lo que
diseño, cada día menos soleado, cada tarde más larga, cada noche más fría, así
son mis días, mis meses, años, asomándome a la ventana de vez en vez, fijando
la vista en el horizonte cuando camino por las calles de esta extraña ciudad,
pero nunca estaba lo que buscaba, salía a
la calle y me volvía pronto a casa, a ver si había anotado en algún papelito.. ¿Qué
buscaba? ¿Qué esperaba o a quien? Cada vez pensando mas y sintiendo menos,
amordazando los sentidos… mejor salían mis columnas de economía, directamente
proporcional a mi incapacidad de abordar mis pasiones y mis sentimientos, los
del mundo… Pero esa tarde, particularmente esa tarde todo cambió, así, súbitamente,
como mis ideas inesperadas, al menos eso creo, quizá se llame supervivencia y
no me he dado cuenta o quizá soy la poseedora de algún extraño poder que da
aliento de vida a todos esos personajes que nacieron un día en mi mente pero
que al final se convirtieron en gente de carne y hueso, si ese es el caso, debo
confesar que mis dotes están algo fallidos, pues al principio se parecen mucho
a mi diseño pero al final resultan seres redondos y mis figuras son planas,
solo tienen el lado bonito que dibujo yo.
Y ahí estaba, alto, no me detuve en su cuerpo esbelto, sus manos me
distrajeron, su barba entre cana y tupida, apenas pintaba, sus ojos obscuros y
profundos con una gentileza y una dulzura difícil de comprender cuando
batallaban con una sensualidad que intimidaba, yo tenía que ser clara, seria,
integra, estoica,
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Bocetos de la Vida |
El solo busca mis servicios de consultoría, maduro y seguro,
enorme a mi lado pese a que tuve la buena idea de usar mis tacones más altos, confieso
que mis ojos se delatan fácilmente, cuando veo a un espécimen similar, mis
manos, mi cabello, mi cadera, gritan histéricos
como si tuvieran vida propia, pero esta vez con la larga racha de complicaciones económicas no
me podía dar el lujo de arriesgarme, muchas puertas he tocado para reivindicar
mi camino, mucho he llorado, mucho he buscado, hasta el punto de olvidar que
buscaba y por que lloraba; lo he atendido como corresponde, dejando a la mujer
amarrada con grilletes, guardada en el último rincón de mi cuerpo y sacando a
la altiva y profesional asesora, ¿El? Me confunde, pero aparece impecable,
culto, tranquilo, seguro, pisa fuerte, sus zapatos se notan ligeramente
desgastados al talón, recorrimos mi carretera favorita, llegamos a los viñedos,
a sus viñedos, estupendos, verdes, enormes, hablamos mucho durante las más de
dos horas de carretera, para entonces la mujer se me salía por leves instantes
de su mazmorra, picara y sensual, pero apenas me daba cuenta y de una oreja la metía
de nuevo a su cuarto obscuro, este hombre tiene un concepto de lo que desea
construir en aquel lugar, bastante ambicioso, me dice que tiene algo similar en
Napa California, sabia que tenia que concentrarme en su negocio; llegamos a una
cabaña en donde tiene un improvisado estudio, yo tenía que continuar
inquebrantable ¿como se respeta el agua fresca cuando se tiene tanta sed? ¿Por
qué carajos vivo en un mundo tan prejucioso pensaba yo? Por instantes incapaz
de concentrarme en sus explicaciones enológicas, al final lo único que quería era
atragantarme una botella entera de un merlot, nebiolo o alcohol de caña y
calmar esa ansiedad que me perturbaba cada vez más. De pronto me pregunta si fumo, lo había dejado
por fin hacia un mes, mientras me pregunta cruza una pierna descansándola en la
otra, se acomoda con la espalda relajada y gran desplante y una sonrisa pìcara que me pareció que advertía
mi cara de loca, mis ojos desorbitados, mi respiración agitada, me sentí desnuda…
Si fumo respondí, estiro esas hermosas manos para ofrecerme un cigarrillo y lo encendió;
horror, me lo fume tan rápido que me
mareo, me dieron nauseas, el baño! Siempre salva, justo cuando mis manos ya
eran húmedas, y mi cuello y mi vientre y… con la última gota de serenidad me
dispuse a caminar al sanitario, al serrar la puerta respire profundo, lave mis
manos, humedecí mi nuca y la seque, acomode el maquillaje y me mire al espejo, perdí
mi mirada en mis propios ojos, con esa mujer amordazada apareciendo desde
dentro y la madre, hija, amiga, empresaria en yuxtaposición ¿que estoy
haciendo? Con una tristeza profunda comprendí que todo eso era una gran
estupidez, impropio, absurdo, que seguramente ese hombre se estaba divirtiendo
a mis costillas, que no hay vuelta atrás, ya lo hice mal dos veces, ¿porque la
vida me daría una tercera oportunidad? ¿Por que se fijaría en mi? seguramente
solo advierte mi nerviosismo pero no esta pasión que reservo, estas ganas de
amar intensamente, de ser lo primero y único en la veda de un ser especial,
reposar cada noche en el pecho de un buen hombre que esté dispuesto a cuidarme,
a acompañarme, a soportar mis lloriqueos por una película cursi o por un cambio
hormonal, alguien que me acaricie el cabello susurrando en mi oído: Tranquila,
yo lo resolveré, quien me acompañe a
pasear al perro, a tomar el café en la mañana, al lado del ventanal soleado… Sonó
la puerta, ¿estás bien? Pregunto, Dije si, sintiendo como si de un golpe me
azotaran al piso, solo dame un instante y salgo, el me dijo, no te preocupes,
yo me quedaré aquí para cuidarte… abrí la puerta, lo mire, con los ojos incrédulos
sonreí, di un paso firme y dije… a trabajar señor, disculpe la demora. Me tomo
del brazo, me hizo girar y me abrazo fuerte,
¿Nunca te dejas cuidar? Me cuido
sola, muchas gracias. Se rio y me dio el más largo y dulce beso de mi vida. Aun
no veo la luz del día y falta mucho para la vendimia, pero nunca me ha fallado,
siempre invento a los protagonistas de mi diario o ellos a mí, de cualquier
forma, están escritos y escucho tus pasos cerca
Existes o te dibujaron?? maja
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