

Eso de animal social es tan subjetivo hoy en día que a veces me parece que apenas vamos en lo de animal, si no me creen asómense a una reunión de hembras, mujeres, damas, en franca competencia, instintivamente somos gatas boca arriba entre nosotras, celosas de las crías y del macho, cazadoras, protectoras, decía una frase que entre mujeres nos podemos hacer pedazos pero jamás nos haremos daño… ¿atentamente la indecisa? pero dejando a las congéneres en paz vamos sobre los leones de melena esponjada, machos, sementales y últimamente metrosexuales, que bien difícil la tienen ya en esta sociedad estigmatizada por los medios de comunicación y la implacable publicidad, ahora la competencia mis estimados leones y pavos es doble o aprenden a amamantar a un bebe o quedarán fuera hasta de las estadísticas de la OCDE , mientras la sociedad se construye con reglas rígidas, con métodos, métricas y dogmas, estos animales sociales que la conformamos no terminamos de evolucionar, ¿como alcanzar el ritmo de una teoría tan bien estructurada? ¿Como dejar de ser una hembra iracunda aguerrida que defiende crías, machos y hogares? Como ser un macho semental, fuerte e impetuoso sin que les digan promiscuos? ¿Como hacemos con una dinámica en donde el razonamiento y las reglas van vertiginosamente ante los ojos perplejos de unos animales sociales que solo atinan a confundir civilizado con acartonado? No sé si tendré alguna vez la respuesta, pero me queda claro que razonando éstas y muchas más simples y hasta simpáticas situaciones de la convivencia social puedo llegar hasta a admirar a una amiga celosa, (Hembra Iracunda) Excelente profesional (Hembra cazadora) un Conquistador implacable (Semental) Un evolucionado semental (Metrosexual) y más pero también a seres humanos en donde sin excepción encuentro cualidades únicas, la capacidad que solo nos dan los sentidos y la inteligencia juntos, esa habilidad de una mujer para enternecerse, para amar, para acariciar, para mirar y conseguir en un instante transmitir pasión, ilusión, alegría, tristeza, ¿Como evitar sentir la intrigante emoción de saberse casi acorralada por ese hombre que busca conquistar un corazón, una noche de pasión o solo una mirada, el acto puro de la conquista, de la belleza masculina que logra convencer a la hembra para que lo elija aunque sea por una sonrisa o un fuerte abrazo de una amiga? Que vivan las relaciones sociales, aunque duela, aunque confunda, aunque las amigas se hagan literalmente pedazos, aunque te enfades con los hombres insensibles que te preguntan el nombre con ganas de preguntar la talla del sostén, vivan los fieles que existen solo gracias a los infieles, vivan los homosexuales que lo aceptan y los que se apenan, los honestos que existen solo gracias a los deshonestos, vivan los tímidos y los extrovertidos, los quisquillosos y los desafanados, vivan las celosas y las coquetas, vivan las sensuales y las sexuales, vivan los simpáticos y los pesados todos ellos y mas que esos son los que visten toda este fascinante diversidad, vivan las relaciones en pareja que nunca terminan siendo tan parejas, que son una eterna lucha, lucha de sentimientos, de emociones, deliciosas contradicciones, amargos contrastes, lagrimas y risas o que te enamores de un amigo y decidas esquivar su mirada a cambio de una eterna promesa de sonreír cerca de el, que vivan las tías preocuponas, o las metiches, los padres protectores y a los despreocupados, los hermanos dulces y los tormentos que comparten apellido y hasta habitación, los libros de las reglas del buen socializar, buen amar y buen vivir me sirven para adornar mi linda biblioteca o para alcanzar la alacena.
Me tiro de cabeza por el razonamiento lógico amalgamado de sentimientos, al fin y al cabo eso somos, animales pensantes y sensibles, convive en nuestras entrañas esa dualidad, siento y pienso, por eso existo y no luchar por despojarnos de esa mágica capacidad de ser emotivos, celosos, apasionados, inteligentes, atinados, y todo lo contrario. Buscaremos el elixir de las relaciones sociales y quizá solo sirva para aprender que lo verdaderamente delicioso era justamente el camino hacia el.Adriana L. Molina Enriquez R
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